El tiempo. Cuentan de él que, como líquido elemento, fluye
en una sucesión de segundos. Dejando atrás despojos de la realidad, residuos de
su avance, el CO2 del continuo espacio-tiempo. Corriendo siempre por alcanzar
la promesa de algo que nunca acaba de atrapar. Eso dicen, pero lo cierto es que
yo sigo corriendo por ese camino a la playa.
Si empleo sus unidades de medida, ha pasado ya medio año
desde entonces. Doy una zancada, otro paso, siento el calor y las piernas
entumecidas, el cansancio físico mimetizándose con el del alma, la
incertidumbre. La libertad de no tener nada y simplemente correr, la claridad
de mente. Yo estoy aquí ahora mismo escribiendo estas líneas y sigo allí.
Pasado, presente, futuro, nos empeñamos en diferenciarlos cuando
son uno. En un mismo instante se dan la mano, se abrazan, se solapan y
acaban por formar una unión en perfecta armonía Cree la gente que con su rápido
caminar, desprecia lo que le queda atrás y no da importancia a la incertidumbre
de lo que está por llegar. Pero lo cierto es que el pasado y sus recuerdos, el
presente y su “carpe diem”, el futuro y
sus intuiciones, son una farsa.
Ahora no existe más realidad que lo que una vez fue, Me han
hecho como soy las cosas que me pasarán. Sigo corriendo por ese camino a la playa.
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