domingo, 11 de noviembre de 2012

CULPA


Quisiera pedirte que hicieras esto por mí, sé que no tengo derecho, aún así, querría que me dieras la oportunidad de explicarte.  Creo que esto puede ser bueno para ambos. Ni siquiera puedo imaginar el dolor que te he causado, soy consciente de ello, no creas que no vivo con la culpa de lo que te he hecho.  Hoy  siento la necesidad de  abrirte mi alma, tengo la vaga esperanza de llegar a obtener algún tipo de perdón, de comprensión.

Eras tan hermosa, tan perfecta. Al principio a penas era consciente de lo que te hacía, de las consecuencias que tendrían mis actos. De verdad, no lo pensé. Era fácil, era cómodo y de repente todo estaba a mi alcance, todo cuanto podría haber imaginado podía tenerlo, sin límites. Pero no te voy a mentir, llegó el momento en el que caí en la cuenta de la gravedad de la situación,  de que se me había ido de las manos. Las manos…mis manos manchadas, están manchadas con tu sangre. Te preguntarás, con razón, por qué no fui capaz de detener aquella locura. Y la única respuesta que puedo ofrecerte es patética: estaba en la naturaleza de mi ser.

Con la distancia del tiempo aún puedo visualizar todo el daño que te causé, el desastre que quedó. Puedo recordar cómo se marchitaba tu belleza y cómo te revolvías contra mí, siempre tuviste una increíble fortaleza, hasta el último segundo.

Acabé con tus pulmones, esos preciosos bosques y selvas amazónicas que me permitían tener aire limpio que respirar. Agoté tus recursos, excavé hasta tus mismas entrañas y extraje cuanto podía serme de utilidad hasta que quedaste seca. Perseguí a los seres vivos que convivían conmigo hasta llevarles a la extinción. Contaminé tu cielo azul y su aire puro hasta que quedó cubierto por una nube de gases tóxicos. Abrí un agujero en tu atmósfera. Cubrí  tus suelos con basura de la que eras incapaz de deshacerte. Ensucié tus ríos y tus mares, tus océanos, tus aguas subterráneas. Deshice el hielo de tus polos y varié tu clima y tus ciclos naturales. Arrasé con tus paisajes para construir mis aberraciones. Te exploté hasta el límite de tus posibilidades.

No quedó nada de lo que una vez fuiste. El verde y el azul se tornaron grises y negros. Maté tu infinita sabiduría a base de hacer oídos sordos, todas las posibilidades que ofrecías y la esperanza que dabas se desvanecieron, sólo dejé un cascarón vacío.

Yo quiero poder explicarte, que entiendas…y no dejo de repetirme que una vez estuve a tiempo de parar.