viernes, 12 de octubre de 2012

Tiempo

El tiempo. Cuentan de él que, como líquido elemento, fluye en una sucesión de segundos. Dejando atrás despojos de la realidad, residuos de su avance, el CO2 del continuo espacio-tiempo. Corriendo siempre por alcanzar la promesa de algo que nunca acaba de atrapar. Eso dicen, pero lo cierto es que yo sigo corriendo por ese camino a la playa.




Si empleo sus unidades de medida, ha pasado ya medio año desde entonces. Doy una zancada, otro paso, siento el calor y las piernas entumecidas, el cansancio físico mimetizándose con el del alma, la incertidumbre. La libertad de no tener nada y simplemente correr, la claridad de mente. Yo estoy aquí ahora mismo escribiendo estas líneas  y sigo allí.

Pasado, presente, futuro, nos empeñamos en diferenciarlos cuando son uno. En un mismo instante se dan la mano, se abrazan, se solapan y acaban por formar una unión en perfecta armonía  Cree la gente que con su rápido caminar, desprecia lo que le queda atrás y no da importancia a la incertidumbre de lo que está por llegar. Pero lo cierto es que el pasado y sus recuerdos, el presente y su “carpe diem”,  el futuro y sus intuiciones, son una farsa.

Ahora no existe más realidad que lo que una vez fue, Me han hecho como soy las cosas que me pasarán. Sigo corriendo por ese camino a la playa.